© Блинова А. А., адаптация текста, комментарии, упражнения, словарь, 2023
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En un lugar de la Mancha vive un hidalgo de escudo antiguo[1]. Es flaco y fuerte.
Come vaca, huevos con tocino los sábados y algún pollo los domingos. Viven en su casa una ama que tiene cuarenta años y una sobrina de veinte años. Hay también un criado.
Nuestro hidalgo tiene casi cincuenta años. Es fuerte pero flaco, de pocas carnes y cara delgada, gran madrugador y amigo de la caza[2]. No se sabe si su nombre es Quijada o Quesada, pero lo más probable es que sea Quejana.
Este buen hidalgo dedica su tiempo libre a leer libros de caballerías. Vende muchas de sus tierras para comprar libros de caballerías[3].
El pobre caballero pierde la razón intentando comprender todas las lecturas[4].
Habla con el cura de su aldea sobre cuál es el mejor caballero: Palmerín de Inglaterra o Amadís de Gaula.
Nuestro hidalgo pasa los días y las noches leyendo. Lee mucho y duerme poco, que se le ha secado el cerebro y se ha vuelto loco[5]. Cuando pierde la razón por completo, se le ocurre el extraño pensamiento: hacerse caballero andante e irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar aventuras y lograr fama eterna[6].
Nuestro hidalgo limpia unas armas de sus abuelos. Él tiene tambièn un caballo, decide llamar Rocinante[7], nombre sonoro y significativo.
Después nuestro hidalgo decide cambiar su nombre[8]. Piensa ocho días y decide llamarse don Quijote de la Mancha. Le falta buscar una dama de quien enamorarse[9].
En un pueblo cercano vive una chica. Se llama Aldonza Lorenzo. Pero nuestro hidalgo decide llamarla Dulcinea del Toboso.